En los últimos días la industria tecnológica se tambaleó cuando conocimos que Qualcomm planteó la posibilidad de comprar Intel. En caso de certificarse la compra, hablaríamos de un cambio absoluto en el panorama de chips mundial, ya que la reina del sector móvil tendría bajo su poder a una de las empresas con más presencia en el mercado de ordenadores portátiles y de sobremesa. Sin embargo, varios antecedentes del pasado demuestran que esta compra es inviable.
Como señala el portal PC Gamer en una reciente publicación, existen varios aspectos que complican la posible compra. Uno de ellos es que Qualcomm cuenta con unos ingresos y un flujo operativo menores que los de Intel y, por ello, no podría llevar a cabo la adquisición aún teniendo una mayor capitalización de mercado. No obstante, Qualcomm estaría interesada en Intel para poder acceder a las licencias de la arquitectura x86, la base de la mayoría de los procesadores de escritorio actuales, pero esta situación también es problemática.
Habría bloqueos regulatorios
Los procesadores Snapdragon de Qualcomm están basados en la arquitectura Arm y, por ello, requieren traducción de software para ejecutar aplicaciones de Windows, una situación que no sería necesaria si Qualcomm pudiera fabricar sus propios chips x86. De hecho, para la compañía es más barato comprar una licencia que adquirir Intel, pero la propia Intel podría bloquear el acuerdo o aumentar el precio de las licencias en el futuro. Además, AMD también tiene el control sobre la arquitectura x86 y, por ello, tendría la oportunidad de vetar cualquier cambio que Qualcomm quisiera implementar si llegase a comprar Intel.
A todo lo citado también debemos añadir que es muy probable que las comisiones de competencia y monopolio de distintos países bloqueen el acuerdo, tal y como sucedió con la fallida compra de Arm por parte de NVIDIA. Por ello, aunque Intel enfrente dificultades en la actualidad, sigue teniendo una gran cuota de mercado en procesadores para clientes y servidores, razón por la que genera ingresos suficientes para cubrir sus pérdidas en fábricas. Por ello, lo más probable es que suceda una colaboración estrecha en lugar de una adquisición, una posibilidad que no vetarían los organismos reguladores.