Google, Amazon, Facebook, eBay… Son pocas las marcas que pueden presumir de formar parte de la amplísima historia de Internet. Gracias a sus servicios, extendidos masivamente entre los usuarios debido a la necesidad de llevar a cabo búsquedas en la red, comprar o socializar de forma virtual, los nombres mencionados anteriormente pueden establecerse como algunas de las empresas más rentables del mundo. Y hubo una época en la que Yahoo! también se incluía en este grupo conformado por la crème de la crème, pues todos los que disponían de un PC entre finales de 1990 y la década de los 2000 conocían de primera mano las bondades de este centro web y sus múltiples aplicaciones. Sin embargo, la compañía que empezó siendo uno de los pesos pesados de la World Wide Web ahora no es más que una mera sombra de lo que fue. Un desenlace amargo que viene derivado, entre otras cosas, de una nefasta toma de decisiones en lo relativo a adquisiciones.
Porque enumerar todas las razones por las que Yahoo! cayó en picado, mencionando cada detalle de su historia y el contexto detrás de cada gran acontecimiento, implicaría redactar un libro entero. Por ello, hoy centraremos este artículo únicamente en la más que discutible gestión de sus directivos a la hora de llevar a cabo compras de grandes compañías tecnológicas; lo que nos obliga a recordar una de las peores ideas que se han visto desde el nacimiento de Internet. La decisión de rechazar la adquisición de Google antes de convertirse en el gigante que es en la actualidad.
Dos oportunidades perdidas
En sus inicios, Yahoo! destacó entre las miles de webs que poblaban esa Internet recién nacida de la década de 1990; estableciéndose así como un centro que reunía diversos links en diferentes categorías. Al ver que la burbuja puntocom crecía a pasos agigantados, acrecentando así la necesidad de contar con un servicio que facilitara la navegación de los usuarios entre tantísimas páginas, Yahoo! llegó a un acuerdo con Google en 1998 para usar su motor de búsquedas en yahoo.com. Y, aunque los directivos tuvieron la oportunidad de comprar Google, todo quedó en un trato para intercambiar servicios.
"5.000 millones de dólares, 7.000 millones, 10.000 millones. No sé que es lo que vale [Google] – y vosotros tampoco" (Terry Semel).
No obstante, Yahoo! recibió otra oportunidad para adquirir Google… Y volvió a desaprovecharla. En 2002, Terry Semel, quien fuera CEO de la compañía en aquel momento, ofreció 3.000 millones de dólares a los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin. Ambos se negaron a firmar el acuerdo porque, desde su perspectiva, su plataforma de búsquedas valía al menos 5.000 millones de dólares. Y como ya imaginarás, la historia no tardaría en confirmar que la cifra de Page y Brin se quedaría corta a comparación de lo que conseguirían sin vender su empresa a Yahoo!
De hecho, nadie se esperaba que Google experimentara un crecimiento tan exagerado; varias empresas rechazaron su compra pensando que la plataforma no alcanzaría un estatus tan elevado como el que tiene a día de hoy. Sin embargo, vale la pena comentar asimismo que el ya mencionado Semel, el mandamás de Yahoo! en aquel entonces, no era precisamente un tiburón en el sector de Internet. Si bien es cierto que el directivo demostró tener una muy buena visión en el mundo del cine, sus conocimientos y experiencia no se adaptaron a la novedosa industria de la red. En este sentido, un artículo de WIRED define a este profesional como "un legendario hombre de negocios de Hollywood, un tipo que ni siquiera usaba email" que usó las siguientes palabras para rechazar el acuerdo con Google.
"5.000 millones de dólares, 7.000 millones, 10.000 millones. No sé que es lo que vale [Google] – y vosotros tampoco", exclamó ante su equipo. "¡De ninguna manera vamos a hacer esto!".
Uno de tantos errores en la adquisición de empresas
Como hemos mencionado varias veces a lo largo de este artículo, Yahoo! tomó malas decisiones a lo largo de su periplo. Y muchas de ellas se relacionan con oportunidades desaprovechadas en la adquisición de compañías; un fenómeno que se extendía más allá de su decisión de abandonar sus intentos de hacerse con Google. En este sentido, el que fuera uno de los gigantes de Internet compró plataformas tremendamente exitosas solamente para dejarlas morir. Geocities (costó 3.600 millones de dólares) desapareció sin hacer mucho ruido; Kelkoo (600 millones) terminó siendo vendida por una cuarta parte de lo pagado; y Hotjobs.com (436 millones) se cambió de manos más tarde a cambio de 225 millones.
Aún así, no todas las decisiones de Yahoo! se resumen en compras mal pensadas. Y es que la compañía también llevó a cabo adquisiciones de marcas que, pese a ser muy buenas, no lograron establecerse como líderes de sus respectivos servicios. Aquí vale la pena mencionar una Tumblr (1.100 millones de dólares) que cayó ante la popularidad de Instagram y una plataforma llamada Broadcast (5.700 millones) dedicada a la retransmisión de programas de radio que se adelantó demasiado al fenómeno de los podcast y no llegó a brillar en su momento.
Y otra oportunidad perdida, esta vez al nivel de la casi-compra de Google, fue un movimiento exactamente igual con Facebook. En 2006, Yahoo! tuvo la posibilidad de pagar 1.000 millones de dólares por la plataforma que ahora se conoce como Meta; una cifra que los directivos rebajaron a 850 millones de dólares a medida que evolucionaban las conversaciones. Al ver este cambio, Mark Zuckerberg, creador de la red social, rechazó el acuerdo para hacer crecer su iniciativa hasta límites inimaginables.
¿Todo se reduce a adquisiciones mal gestionadas? No, porque Yahoo! tampoco supo ver el mejor momento de tirar la toalla y dejarse comprar. En 2008, la mismísima Microsoft se ofreció a desembolsar 44.000 millones de dólares para integrar esta archiconocida plataforma en su portfolio de servicios; algo que el consejo de dirección rechazó aspirando a una cifra más alta. El periplo de Yahoo!, sin embargo, no terminaría hasta nueve años después al venderse a Verizon en un movimiento histórico para la industria de Internet. ¿La cifra final? Unos 4.480 millones de dólares; número increíblemente bajo para una empresa que, en sus mejores momentos, llegó a ser una de las grandes marcas de la red.
Imagen de portada | Pawel Czerwinski (Unsplash)
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