Hace escasos días, WeWork, el gigante especializado en espacios de coworking y teletrabajo, declaró que estaba atravesando su momento más delicado hasta la fecha. Después de alcanzar una valoración de 47.000 millones de dólares en su punto más álgido, la vuelta a la normalidad tras las consecuencias de la COVID-19 provocó que la firma comenzase a perder valor de forma escalonada. Y, para su desgracia, ello le ha llevado a una situación irreversible de la que ha sido incapaz de escapar.
Así, hace menos de un lustro, WeWork tenía tanto alcance que su valor en bolsa rozaba los 50.000 millones de dólares, una cifra al alcance de muy pocas empresas. De hecho, NVIDIA (el gigante tecnológico) alcanzó recientemente los 100.000 millones después de décadas como referencia en su sector, una situación que hace ver lo costoso que es prosperar en este tipo de mercados. Sin embargo, el regreso escalonado a las oficinas ha terminado de tumbar a WeWork y, como recogen distintos medios, la firma se ha declarado hace escasas horas en bancarrota.
WeWork protagonizó una de las salidas a bolsa más importantes de todos los tiempos
Antes de que Arm saliese a bolsa y revolucionase el sector, WeWork hizo lo propio unos años atrás. Gracias a sus lazos con compañías como IBM o Microsoft, la firma se centró en ofrecer espacios de trabajo conjunto que, en resumidas cuentas, permitía a los trabajadores exprimir las posibilidades de no dirigirse hasta su oficina. Sin embargo, la posibilidad de operar desde casa y el regreso escalonado a las oficinas ha provocado que la compañía perdiese valor de forma constante y, para su desgracia, se viese obligada a declararse en bancarrota.
No obstante, hay buenas noticias para aquellos que utilizan los servicios de WeWork en España. Como recoge el portal El Diario, la firma ha señalado que, mientras busca reestructurar su deuda, tiene la intención de seguir operando en los países en los que cuenta con oficinas. Por ello, aunque se haya declarado en bancarrota, la compañía está buscando la forma de saldar la gigantesca deuda que tiene con varios grupos de inversores. Así, para desgracia de los responsables de WeWork, el rechazo al teletrabajo de las grandes empresas ha sido fundamental para su precipitada caída.
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