Más allá de los pijamas de colores,de la gente capaz de saltar por encima de los rascacielos o de disparar rayos de energía por los ojos, en el mundo del cómic de superhéroes se esconde una historia mucho más trágica que el origen del supervillano de turno: La lucha de los artistas y escritores por los derechos de sus creaciones. Una lucha titánica contra un auténtico imperio del mal que tiene a las principales editoriales estadounidenses como auténticos malos de la historia. Y es que todos los fans disfrutamos de estos cómics, y ahora también, de multimillonarios taquillazos cinematográficos y montones de mercha derivamos, pero en general, poco nos acordamos del maltrato que Jack Kirby sufrió a manos de Marvel y Stan Lee . Aunque sin duda, el ejemplo más famoso, notable e histórico es el de los creadores de Superman, dos jóvenes emigrantes que se vieron despojados de la creación más icónica del cómic de Superhéroes.
Índice de Contenidos (5)
- La venta de los derechos de Superman en 1938
- La situación actual: los derechos de Superman y el trato de DC y Warner
- La nueva película de Superman de James Gunn y los problemas legales
- Superman: de héroe socialista a ícono capitalista
- La crítica de Alan Moore: el mal endémico de la industria del cómic
La venta de los derechos de Superman en 1938
Corría el año 1938 cuando Siegel y Shuster, dos jóvenes inmigrantes de ascendencia judía que vivían en Cleveland, vendieron los derechos de su creación más importante: Superman. Este acto, aparentemente sencillo, acabaría por cambiar para siempre el destino de los dos autores, pero no en la forma en la que probablemente imaginaron. Lo que sucedió es que, en un momento de desesperación económica, aceptaron un pago inicial de 130 dólares por el personaje que, con el tiempo, se convertiría en el superhéroe más icónico de la historia del cómic. Sabiendo de la desesperada circunstancia de estos dos creadores, pero conscientes del potencial de la propiedad legal del personaje de Superman, la editorial Detective Comics, Inc (que se transformaría posteriormente en DC) supo aprovecharse de la situación. Este pago, que no fue más que una mera compensación por su trabajo, no les otorgó ningún tipo de propiedad sobre Superman, ni derechos sobre las futuras ganancias que generarían las historias y el merchandising derivados de su creación.
En un momento de desesperación económica, los creadores de Superman aceptaron un pago inicial de 130 dólares por el personaje
Para Siegel y Shuster, la sensación de traición se agudizó cuando, con el tiempo, Superman se transformó en un verdadero fenómeno cultural. Pero, en lugar de ver una parte de esa enorme fortuna, los creadores solo recibieron una compensación mínima por su trabajo. No fue hasta muchos años después que empezaron a luchar por lo que, en su opinión, les pertenecía por derecho. En 1947, un tribunal les otorgó una pequeña indemnización, pero esto no fue más que un parche a un problema mucho más profundo: el sistema que se aprovechó de ellos. Sin embargo, no fue hasta la década de 1970, con el renacimiento de Superman en el cine y la televisión, que la lucha de los creadores cobró verdadera relevancia pública.

La situación actual: los derechos de Superman y el trato de DC y Warner
Hoy en día, los derechos de Superman siguen siendo un tema espinoso. Aunque Siegel y Shuster intentaron durante años recuperar la propiedad de su creación, el sistema legal de Estados Unidos, junto con la presión de grandes corporaciones como Warner y DC Comics, ha mantenido los derechos bajo control de los grandes estudios. En 1978, Warner Bros. adquirió DC Comics, y con ello, se aseguró el control total sobre Superman, un personaje cuyo valor continúa siendo incalculable. La venta de los derechos de Superman y su evolución en el cine y la cultura popular ha generado una verdadera fortuna para Warner y DC, pero la historia de los creadores sigue siendo una de las más trágicas dentro de la industria del cómic.
Con el paso de los años las complicaciones legales del caso no han ido más que en aumento. El último acuerdo alcanzado entre DC Comics y los herederos de Jerry Siegel y Joe Shuster, los creadores de Superman, fue en 2001, cuando se llegó a una resolución legal que otorgó a los herederos de Siegel el 50% de los derechos de explotación de Superman, específicamente en lo que respecta a las historias y personajes creados por él. Sin embargo, el acuerdo no incluyó derechos sobre los aspectos más amplios del personaje, como su uso en películas, merchandising o videojuegos, lo que dejó a DC Comics con el control de gran parte de la propiedad. Aunque los herederos obtuvieron una compensación económica significativa, el trato ha sido objeto de debate, obviamente, ya que muchos consideran que la lucha por los derechos de Superman y otros personajes sigue siendo un tema de injusticia para los creadores originales.

La nueva película de Superman de James Gunn y los problemas legales
Con la reciente llegada de James Gunn al universo cinematográfico de DC, las expectativas por la nueva película de Superman se han disparado. Sin embargo, según medios como Variety y Forbes, la producción se enfrenta a varios obstáculos, algunos relacionados con los derechos de la película y la historia que se quiere contar. Estos problemas no son nuevos para la franquicia. Como hemos visto, a lo largo de los años, los derechos de adaptación cinematográfica de Superman han estado sujetos a disputas legales entre DC, Warner y los herederos de Siegel y Shuster. Y, aunque parece que las relaciones legales se han estabilizado en los últimos años, la sombra de la injusticia histórica sobre los creadores sigue marcando el destino de la película, ya que los herederos de los dos creadores siguen luchando por una compensación justa y proporcional con todo el material derivado de la creación de Superman.
¿Hasta qué punto los herederos de Siegel y Shuster pueden reclamar compensaciones por personajes como Supergirl?
Uno de los mayores problemas para la nueva película es la necesidad de lidiar con una herencia legalmente complicada. Mientras que algunos de los herederos de Siegel y Shuster han recibido pagos y compensaciones, otros continúan luchando por una parte de las ganancias que genera el personaje. Claro, ¿hasta qué punto los herederos de Siegel y Shuster pueden reclamar compensaciones por personajes como Supergirl, creado por Otto Binder y Al Plastino, pero claramente derivado de Superman? Esto no solo afecta la imagen pública de DC y Warner, sino que también complica la producción de muchas películas y series en términos de derechos de autor y posibles reclamaciones de los descendientes de los creadores.
De cara a este próximo estreno, Warner Bros. Discovery y DC Comics han solicitado desestimar una demanda presentada por Mark Peary, sobrino del co-creador de Superman, Joe Shuster, sobre los derechos de autor del personaje en varios países extranjeros. Peary intenta invalidar los derechos de autor de la película Superman en el Reino Unido, Canadá, Australia e Irlanda, lo que podría afectar el estreno de la nueva película de Superman en julio. Sin embargo, Warner Bros. argumenta que los tribunales ya han desestimado las reclamaciones de Peary, pues su madre firmó en 1992 un acuerdo que renunciaba a los derechos sobre el personaje tras la muerte de Shuster.
La demanda se basa en la ley de derechos de autor del Reino Unido, que establece que los derechos se extinguen 25 años después de la muerte del autor. Peary sostiene que este principio también debería aplicarse en otros países, mientras que Warner defiende que el acuerdo firmado en 1992 cubre todos los derechos, incluidos los internacionales. El estudio resalta que los tribunales ya rechazaron reclamos similares en Estados Unidos y que las reclamaciones del patrimonio de Shuster no tienen base.

Superman: de héroe socialista a ícono capitalista
Un aspecto importante de esta historia es cómo la evolución de Superman también ha sido reflejo del tratamiento legal que sufrió a lo largo de los años. Originalmente, Superman fue concebido por Siegel y Shuster como un personaje con fuertes raíces sociales, un héroe que luchaba por la justicia y el bienestar de los más desfavorecidos. La imagen de un hombre con poderes sobrehumanos que usaba sus habilidades para ayudar a los débiles se alineaba con ciertos valores socialistas, al menos en sus primeras historias. Este Superman, que en sus primeras décadas era una figura crítica hacia las élites y los poderes establecidos, fue perdiendo poco a poco esa carga ideológica conforme las grandes corporaciones tomaron las riendas de su historia.
Su creación, influenciada por la Gran Depresión y el contexto social de los años 30, surgió como una respuesta a las injusticias sociales, inspirada en la necesidad de un héroe que luchara por las clases más humildes, que tenían en los cómics y el pulp una accesible fuente de entretenimiento. Superman abordaba, desde una perspectiva accesible, temas como la opresión de los trabajadores, la corrupción política, y la explotación laboral, en historias donde se enfrentaba a figuras como dueños de minas y políticos corruptos. Aunque con el tiempo el personaje fue siendo asociado con un patriotismo más conservador, sus orígenes reflejaron un fuerte componente socialista, abogando por un mundo más justo e igualitario.
La industria del cómic, en su afán por convertir a Superman en un producto comercial, modificó su personalidad y sus historias, distanciándose de los principios que en sus orígenes definían al personaje. Este cambio no fue casual. Las grandes editoriales como DC, al igual que otras en la industria, veían en Superman no solo una oportunidad para hacer dinero, sino también una herramienta para representar una visión más acorde a los intereses capitalistas. Dado el marcado posicionamiento ideológico de Warner y DC, además, este nuevo sesgo resulta especialmente llamativo. La transformación de Superman en un símbolo político fue reflejada muy inteligentemente a finales de los 80 por Frank Miller en su Batman : El Regreso Del Caballero Oscuro. En muchos sentidos esta evolución de Superman es un curioso reflejo de la explotación sistemática de sus creadores.

La crítica de Alan Moore: el mal endémico de la industria del cómic
Uno de los mayores referentes dentro del cómic, Alan Moore, ha sido un crítico feroz del trato que recibieron los creadores de Superman. Moore, autor de obras como Watchmen y V de Vendetta, es bien conocido por sus reflexiones sobre el mundo del cómic y la industria. Según Moore, el trato que Siegel y Shuster recibieron es solo un ejemplo de un problema mucho más grande que afecta a la mayoría de los creadores de cómics. Moore ha afirmado que la industria del cómic está plagada de injusticias, donde los artistas son despojados de los derechos sobre sus creaciones y tratados como simples trabajadores por cuenta ajena, sin la posibilidad de disfrutar de los frutos de su creatividad.
Superman en sus primeras décadas era una figura crítica hacia las élites y los poderes establecidos
En los ensayos recogidos en Cuadernos de Humo y Sagrado este autor no solo señala que DC actuó de mala fe contra Schuster y Siegel, si no que esta situación de injusticia se ha sostenido durante décadas, convirtiéndose en un pilar estructural del funcionamiento de la industria del cómic norteamericana, en la que los valores creativos funcionan como asalariados para empresas que retienen la propiedad de todas las ideas que estos artistas puedan llegar a generar. El propio Moore ha sufrido esta situación y ha cortado lazos con DC renunciando a todas las creaciones hechas para la editorial. Para Moore, la historia de Superman es un claro ejemplo de cómo el sistema ha explotado a los creadores y les ha robado el reconocimiento que merecían. En su opinión, la lucha de Siegel y Shuster representa una de las grandes tragedias del cómic moderno, donde las grandes corporaciones se benefician del talento de los artistas mientras ellos quedan relegados al olvido.
Con todo este legado de injusticia y lucha detrás de la figura de Superman, el reto que enfrenta James Gunn con su nueva película no es solo el de hacer una película de superhéroes emocionante, sino el de lidiar con los fantasmas legales y éticos que arrastra la franquicia. La película de Gunn tiene programado su estreno para el 11 de julio de 2025.
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