En un panorama televisivo saturado de contenido, Sugar tal vez sea una de las series más sorprendentes de los últimos años. Pero a lo mejor lo hace forzando demasiado las expectativas del bienineticonado espectador. A pesar de las críticas algo tibias que ha recibido, decidí darle una oportunidad a esta producción que parece querer rendir homenaje al género negro. Sin embargo, lo que comienza como un clásico misterio de detectives da un giro inesperado, y lo hace de una manera tan alocada que me dejó boquiabierto justo cuando pensaba en abandonar la serie para reinstalar L.A. Noire.
Aviso de Spoilers. Sí, amigos, en este artículo os reviento el final de la primera temporada de Sugar, así que si aún no la has visto y prefieres mantener el misterio, te recomiendo que pares aquí, pero luego vuelve.
Una serie de detectives con un giro inesperado
Sugar es la última incursión de Apple TV+ en el género de las series de detectives, y su premisa parece relativamente clásica a primera vista. La trama sigue a John Sugar, interpretado por Colin Farrell, un detective privado con un pasado misterioso que se adentra en el submundo de Hollywood para resolver la desaparición de Olivia Siegel, la nieta de un legendario traductor de cine. Sugar no es un detective cualquiera; su personalidad está impregnado de la influencia de los grandes de noir: Philip Marlowe, Sam Spade, Dixon Steele, Dave Bannion… Incluso el icónico Harry Powell. Sin embargo, a pesar de estar impregnada de homenajes y referencias al cine negro, la serie ha sido recibida con críticas que destacan que como serie de detectives es un producto más bien flojito. Y aunque para ser una serie de detectives tal vez no resulte todo lo enigmática y misteriosa que una historia necesita para convertirse en una clásico, sí que tiene el giro argumental más loco de los últimos años. Un "WTF" épico.
La serie, creada por Mark Protosevich,destaca por la interpretación de Colin Farrell, carismática y compleja. Con todo, Sugar ha sido criticada especialmente por su estructura narrativa. Alan Sepinwall, en su reseña para Rolling Stone, señala con toda la razón del mundo que Sugar comparte esa fea manía que parece haberse contagiado entre muchas series de hacer su primera temporada su episodio piloto, presentando arcos argumentales y estableciendo muchas muchas bases narrativas sin avanzar apenas en la trama a la espera de una segunda temporada que desarrolle todo lo expuesto. Eso es cierto en Sugar, pero también es cierto que llegando al final de la temporada recibe un vuelco argumental tan sorprendente e inesperado, tan raro, que comprendo perfectamente que a mucha gente no le guste. Y es que tú venías a ver una serie sobre un detective privado que busca a una chica desaparecida y te terminas zampando una historia de un alienígena que trata de encajar en la deshumanizada sociedad de la ciudad de Los Ángeles inspirado por su amor al cine negro.
El plot twist: de detective a ciencia ficción
¡Boom!. A lo mejor habría que haber sospechado que siendo una serie de Apple TV+ nos podíamos encontrar un toque de ciencia ficción. Aquí es donde Sugar realmente sorprende y desconcierta a la audiencia. Claro, si no has visto la serie te he estropeado la sorpresa, aunque estabas avisado. A lo largo de la serie, la historia de un detective privado en busca de una mujer desaparecida se convierte en algo mucho más extraño y surrealista. Aunque hay pequeños detalles aquí y allá, hacia el final de la temporada, se revela que John Sugar no es un simple investigador. Este giro argumental es tan inesperado que comprendo que mucha gente se haya sentido defraudada. Ibas a ver una cosa y en realidad estabas viendo otra.
El giro hacia la ciencia ficción es una decisión arriesgada. Puede que a algunos les parezca una genialidad inesperada, mientras que otros podrían considerarlo una desviación demasiado radical de lo que se prometió inicialmente. La sorpresa de que Sugar sea un extraterrestre no solo redefine el propósito de la serie, sino que también plantea preguntas interesantes sobre la naturaleza de la identidad y el propósito en un entorno que, a primera vista, parecía completamente mundano. Claro, todo cambia de cara a una posible segunda temporada todavía por confirmar. También te explicas por qué sugar es tan majo, y es que es imposible ser tan majo siendo humano. A no ser que seas Keanu Reeves. ¿Es Keanu Reeves humano?
¿Merece la pena ver Sugar?
Sugar tiene un valor distintivo en el paisaje televisivo actual: ha arriesgado, y tal vez no haya logrado que la jugada le saliera perfecta, pero arriesgar a día de hoy en un producto de entretenimiento para masas parece casi inconcebible y suicida. Si bien la serie puede no destacarse como una obra maestra del género negro, su capacidad para sorprender y desafiar las convenciones del género es digna de reconocimiento como obra de ciencia ficción. El final inesperado y la revelación de la verdadera naturaleza de John Sugar añaden una capa de complejidad que, aunque polarizadora, resulta fascinante.
Para aquellos que buscan una serie de detectives clásica con una trama sólida y una resolución satisfactoria, Sugar podría no cumplir completamente con esas expectativas. Sin embargo, si estás dispuesto a embarcarte en una aventura narrativa que se desvíe hacia lo desconocido y lo surrealista, a lo mejor he logrado picarte la curiosidad lo suficiente como para que te animes a ver Sugar. Yo el plot twist me lo creo más que el tinte del pelo de Colin Farrel, la verdad, y estoy deseando saber algo de la segunda temporada porque estoy convencido que ahora empieza lo interesante.
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