Lo nuevo de Jason Statham me ha parecido un muermo lleno de clichés clásicos de videoclub. Ni los tiroteos de A Working Man salvan la película

Hay algo casi admirable en A Working Man de David Ayer, y es su valentía al sumergirse de lleno en todos los tópicos del cine de vigilantes. Pero, al mismo tiempo, esa osadía queda empañada por su total falta de chispa. Es como si la película decidiera cargar con el peso de todos los clichés del género, sin esforzarse en aportar una nueva perspectiva ni un mínimo de personalidad que la haga destacar entre la multitud. Un despropósito que casi puede olerse y al que no le falta de nada para pasar desapercibida entre los clásicos de videoclub de la Cannon: rusos muy malos, violencia desatada, drogas, pistolones chapados en oro, bandas de motoristas, ex-soldados de las fuerzas especiales con una noble misión y un pasado emocionalmente traumático y malos con capa y sombrero. Vamos, lo que uno podría esperarse del backstage de la gira Gimme Back My Bullets Tour de 1976 de Lynyrd Skynyrd.

A Working Man es una película de acción y despiporre dirigida por David Ayer y protagonizada por Jason Statham en el papel de Levon Cade, un excomando de los Royal Marines que busca una vida tranquila trabajando en la construcción. La trama se complica cuando Jenny, la hija adolescente de su jefe, es secuestrada por la mafia rusa, lo que obliga a Levon a retomar sus habilidades militares para rescatarla. La película explora temas de heroísmo de clase trabajadora y justicia personal, mientras Levon lucha no solo por salvar a Jenny, sino también por la custodia de su propia hija.

Jason Statham ya "brosonea"

Los lectores más veteranos se acordarán de Charles Bronson, un actor carismático que hizo grandes papeleos de tipo duro con leyendas como Sergio Leone pero que termino su carrera protagonizando películas infames del palo de Death Wish 3, El justiciero de la noche. Jason Statham, un actor que normalmente logra combinar rudeza y carisma en sus papeles, esta vez parece estar operando en piloto automático y haberse resignado a que esto es lo suyo y para qué esforzarse más. Aquí ya es que no da ni más de patadas, y eso que la peli dura sus buenas y largas dos horas. Su interpretación del héroe cansado, con su ceño fruncido perpetuo y frases de tres palabras (no todas con un verbo), resulta monótona y sin alma. Pero como os decía, ¿para qué más? Incluso las secuencias de acción, que son su fuerte, carecen de la energía y la intensidad que suele aportar.Y tampoco son tantas para una película con tanto metraje, os aviso.

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Y es que A Working Man se ve lastrada por un exceso de personajes secundarios y una tramas que tratan de humanizar a su protagonista pero que solo entorpecen y que, en realidad, son completamente innecesarias. El bueno de Stallone, que produce la peli, bien podría haber ejercido de tutor y dado un sabio consejo: "ve al grano". Nadie le pedía a Chuck Norris una faceta con la empatizar. Era más bien un "venga Chuck, pega ahí", y ya. Y es un clásico en los suyo. Me resulta curioso que teniendo tan a mano a Stallone nadie se parara a ver los valores que hicieron de Acorralado un clásico. Y de Rambo 3 prácticamente una comedia.

Otro día de trabajo en la oficina para Jason Statham

Por su lado, David Ayer parece estar en una fase de piloto automático como director. Después de The Beekeeper uno podría esperar que empezara a sentirse cómodo ya en esta parcela de Serie-B y empezara a soltarse como autor. Pero nada, imagino que su marca personal es ya la de no pedirle peras al olmo. En A Working Man Ayer simplemente recicla sus propios recursos, pero con menos convicción. Es violento, exagerado y redundante, sin fuerza.

El guion, por otro lado, es un desfile de fórmulas predecibles. Desde los villanos caricaturescos hasta los conflictos del protagonista, cada elemento se siente sacado de un manual genérico sobre cine de vigilantes. No tengo problemas con eso, bien lo sabe Enzo G. Castellari, pero no aportar ni siquiera un poquito de carisma es un atentado contra el género. Hay momentos en que parece que la película podría ofrecer algo interesante, al menos visaulmente, pero nunca termina de rematar. La seriedad con la que se toma a sí misma solo agrava su sensación de falta de autenticidad.

Tal vez ese sea su mayor problema, que trata de tomarse demasiado en serio a sí misma, y es una pena, porque hay ideas deliciosamente casposas, como una banda de moteros con cascos estrafalarios o un par de matones rusos que parecen salidos de las calles de Sin City, pero todo terminas diluyéndoses en interminables secuencias de vigilancias y escenas de Statham como padrazo que no van a ningún lado más allá de una justificación del tipo "en el fondo es un buen tipo y un justiciero preocupados pro el bienestar de vuestras hijas" que, sinceramente, no ha pedido nadie.

Claro, uno sale de ver la película y la comenta con los amigos, como mi compañero de Sensacine Tomás Andrés Guerrero, y compararla con clásicos algo torpes del género es inevitable. Y se llega a conclusiones muy similares, para empezar, que le sobran sus buenos 40 minutos de metraje y que no deja ni un solo momento para recordar. Tal vez sea mejor así. El caso es que mientras esas películas en los 70 y 80 al menos cuentan con un encanto campy que las hace memorables (en el buen y mal sentido), no sé quién se acordará de A Working Man dentro de 30 años. Es una obra genérica que, aunque funcional para una tarde de desvelo, carece de cualquier tipo de identidad que la haga destacar.

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Jason Statham ya no engaña a nadie con sus thrillers de acción, su nueva peli parece una secuela secreta de la anterior y eso es una buena noticia

Si el cine de justicieros moderno formara un triángulo isósceles muy obtuso, uno de sus vértices sería la elegancia de Drive, el otro el alegre ajetreo de John Wick, y en una equidistante y tremenda lejanía, tendríamos A Working Man. Para los aficionados al cine de la tollina a granel, los disparos al tuntún y el chándal como prenda de vestir no deportiva, puede ofrecer un rato de distracción, pero que nadie espere encontrar algo que compita con las grandes del género, incluyendo la anterior película del dúo Statham - Ayer. Por si te animas, A Working Man se estrena en cines el 28 de marzo de 2025.

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