Este año, al igual que muchos otros cinéfilos, me ha sorprendido bastante el proceso de selección de las nominaciones para los Oscar. No sé bien qué ha pasado, pero me cuesta entender cómo Civil War, una de las películas que más me han impactado en el último año, ha quedado completamente fuera de la competición. Porque no nos engañemos, al final, estos galardones, en su puro american way, se han convertido en una competición, un concurso de popularidad.
Tal vez Civil War se trate de un drama bélico con tintes de advertencia social, demasiado alejado de esas grandilocuentes producciones bélicas de Hollywood que tanto gustan a la academia, pero no puedo evitar pensar que se ha cometido un error enorme. Civil War me parece una película tremendamente interesante en su propuesta, más viendo la que se nos viene encima como consecuencia de las recientes decisiones electorales en Estados Unidos. Esta es, sin lugar a dudas, mi gran decepción de la temporada.
Una guerra ideológica
La película dirigida por Alex Garland se nos presentó como una propuesta completamente diferente al tipo de cine bélico que normalmente llena las pantallas de los premios más codiciados. Y es que, si bien Hollywood parece preferir premiar títulos más tradicionales y espectaculares como Dunkerque, 1917, El día más largo o Salvar al soldado Ryan, la propuesta de Garland, a pesar de ser tan absorbente, no se acomoda al molde que la academia espera. Civil War no es un relato bélico común; no se trata de una historia centrada en los grandes batallones, los héroes, las inspiradas arengas o los momentos de acción trepidante. En cambio, es una mirada profunda a un conflicto social mucho más cercano a la realidad que estamos viviendo hoy en día, y que tiene tanto de advertencia como de reflexión sobre el rumbo de nuestro mundo.Y es que Civil War, a lo mejor, no habla tanto de la guerra en sí como de nuestro mundo en guerra.
Al ver Civil War, me quedé con la sensación de que esta película tiene mucho que decirnos sobre la violencia y las tensiones sociales que se están acumulando en distintas partes del mundo, especialmente con el clima político y social tan convulso que se vive actualmente en Estados Unidos. El propio título de la película parece ofrecer una pista: no es solo una guerra, sino una guerra civil. Y lo que Garland hace es centrarse en un grupo de periodistas, personas comunes atrapadas en el caos de un conflicto interno, reflejando cómo la guerra no solo se libra en los campos de batalla, sino también individualmente, en la opinión pública y en las decisiones de la sociedad.
Un campo de batalla atípico
Este enfoque fresco en un género tan explotado, y sobre todo con su crítica social y política, parece no haber encontrado el espacio que se merece entre las nominaciones. Quizás, los académicos prefieren las épicas bélicas más convencionales, como la magistral Dunkerque o los grandes despliegues técnicos como en la impresionante 1917, que se centran en los sacrificios heroicos y los desafíos personales de los soldados. Películas que, aunque poderosas en su contenido, siguen patrones muy bien establecidos de la narración bélica. Sin embargo, Civil War se sale ligeramente de esa tónica, tal vez porque su puesta en escena tiene más que ver con una road movie que con una peli de guerra, aunque también lo era Apocalypse Now, que se llevó dos Oscar de seis nominaciones.
No obstante, Civil War no debería pasar desapercibida tampoco en lo formal. Para empezar, el trabajo de su director, Alex Garland, es simplemente sobresaliente. Garland, conocido por su maestría en la dirección de Ex Machina o Annihilation, nos ofrece una película que se aleja de los convencionalismos, con una estructura narrativa que se adentra en lo psicológico y lo humano en lugar de centrarse únicamente en lo visual o lo espectacular. Esta película está cargada de simbolismos y de una tensión palpable en todo momento. Garland, además, se permite dar espacio a los actores para que desplieguen su talento sin recurrir a trucos innecesarios. Por todo esto, Civil War se posiciona como una obra arriesgada y a la vez muy profunda, que habla más de nosotros y de los conflictos potenciales de hoy en día que de las guerras de otras épocas.
El reparto merece una mención de honor, y particularmente el trabajo de Kirsten Dunst. Su interpretación es uno de los puntos altos de la película. Dunst se sumerge completamente en su personaje, interpretando a una fotógrafa de guerra con una complejidad emocional pocas veces vista en su carrera. Su interpretación no es solo física, sino que transmite una enorme carga psicológica que hace que el espectador se conecte con la historia de una manera visceral. Ella, al igual que otros miembros del reparto, como Wagner Moura, entregan unas actuaciones cargadas de realismo, con un nivel de detalle que muestra el desmoronamiento de una sociedad empapada de nihilismo.
No quiero dejar de mencionar un momento de Civil War que no voy a olvidar, un breve pero intenso momento protagonizado por Jesse Plemons. Aunque su aparición en la película es relativamente corta, su actuación en este momento es tan poderosa que me resulta completamente incomprehensible la falta de reconocimiento por parte de la Academia. Plemons tiene la capacidad de construir un personaje con pocas palabras y aún así lograr transmitir más que muchos actores con toda una película para ellos. La intensidad de esa escena me quedó grabada y, aunque es breve, representa a la perfección el impacto emocional que Civil War tiene en su audiencia. Tal vez el problema es que resulta muy difícil aceptar una crítica acertada, y es que la excusa de la brevedad de su participación resulta muy pobre. Basta recordar estatuillas como las de Jared Leto en Dallas Buyers Club o la de Judi Dench en Shakespeare enamorado,de apenas ocho minutitos. Cierto es que son unos tremendos ocho minutos.
¿Cuánto vale tu reconocimiento?
Parece que Civil War no ha recibido el respeto que merece. La película ha quedado fuera de las nominaciones de los próximos Oscar, algo que realmente me deja perplejo. Su reflexión sobre el conflicto, sobre las divisiones, sobre lo que significa estar en una guerra civil, no solo en términos militares, sino también en el plano social y psicológico. Civil War es una película de guerra, sí, pero es mucho más que eso: Es una advertencia, y no una moralina.
Con esta decisión, una vez más, pierde una gran película (especialmente una de corte independiente a la que le beneficiaría enormemente la visibilidad de estas estatuillas), pero también la Academia. Los premios Oscar, que alguna vez fueron un estatus referencial indiscutible, parecen haber perdido algo de su poder de influencia. Hoy en día, las nominaciones y los galardones se han convertido en un reconocimiento que, si bien importante, no siempre refleja lo que realmente debería ser recompensado por esta institución. Como siempre, todo depende de quién está otorgando el reconocimiento y si se alinea con sus propios intereses.
Independientemente de su desaparición de la parrilla de nominados, os animo a ver Civil War . Si bien no ha logrado el reconocimiento que merecía en los Oscar, sin duda es una película que dejará huella en todos aquellos que busquen una historia de guerra que no se conforme con lo evidente, sino que busque profundizar en los aspectos más oscuros y complejos del alma de nuestra sociedad. Aunque Civil War no esté en la lista de nominados, yo no dudo en recomendarla como una de las mejores películas de los últimos tiempos. Es un auténtico peliculón que nos invita a reflexionar sobre nuestro presente y nuestro futuro, algo que, al final, es lo que más debería importar en el cine.
En 3DJuegos | Ni se llamaba Oscar ni era de Estados Unidos, la inspiración de los Premios Oscar fue pura casualidad
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2 comentarios
Zentrum
Que los oscar están politizados es un hecho. Ahora, a mi me basta y me sobra con que esta peli existe como espejo que refleja cómo puede ser el futuro si sacamos lo peor de la especie humana.
lajocom
Por qué la película es una gran decepción, es una película que en mi mente ya ha pasado al olvido, últimamente a las películas que hacen les falta ese algo que hacen que te enganches, quizás por la necesidad de producir en serie material suficiente para abastecer todo el repertorio de plataformas de streaming y salas de cine, se a perdido la esencia, las interpretaciones creíbles, las películas ahora salen sin alma , un principio que no te mete en la historia un par de besos te amo y un polvo y un final que te deja un ufff vamos a casa a dormir.