"No hay cadáver. No hay cadáver. No hay cadáver." No os hacéis una idea del impacto que esa frase, repetida tres veces, tuvo en mí cuando leí el número 113 de La Telaraña de Spider-Man. "Espera, ¿Spider-Man?", me preguntará alguno. Pues sí, Spider-Man, porque en 1986 en España, Fórum editaba los cómics de Daredevil como complemento de las aventuras de nuestro amigo y vecino Spider-Man. Eran otros tiempos, aquel verano hacía calor y yo, con apenas 5 años, aprendí que para destruir a un superhéroe de Marvel solo hay que acabar con el hombre bajo la máscara.
Es cierto que no fue hasta algunos años después cuando descubrí la importancia titánica que tendrían aquellos tebeos, pero el primer impacto ya me había dejado una marca indeleble para el resto de mi vida. Por 125 pesetas tenía las aventuras de Spider-Man, con su molón traje negro, y las de Daredevil, un personaje que me gustaba mucho pero que en aquellos tebeos era tremendamente oscuro y violento. Desagradable. Triste. Humano.
A día de hoy, he perdido la cuenta de la cantidad de ediciones de Born Again que tengo. Ya no os digo de la cantidad de veces que he leído esas páginas con el paso de los años. No es casualidad que haya sido un referente para tantos lectores, ni que este arco argumental se haya ganado el título de obra maestra dentro del Universo Marvel. Pero, más allá de mi afán de coleccionista o la nostalgia de esos días de verano, Daredevil: Born Again tiene una importancia capital, no solo para el personaje de Daredevil, sino para el crecimiento de Marvel Comics en industria y para la carrera de Frank Miller, el hombre que lo rescató de las sombras.

Born Again: Un antes y un después en Marvel
Daredevil: Born Again es, sin duda, una obra revolucionara que marcó un antes y un después en el universo Marvel. Es cierto que la editorial ya marcaba cierta tendencia hacia un público más maduro en aquellos primeros años 80, pero Frank Miller, junto al artista David Mazzucchelli, no solo reinventó a un héroe en declive, sino que nos mostró cómo destruir para luego reconstruir. Con este arco narrativo, Miller se propuso exponer la fragilidad de Daredevil, mostrando un héroe al que se le arrebataba no solo su identidad secreta, sino también su dignidad, su carrera y, en definitiva, su vida. La narrativa es brutal y poética a partes iguales, un viaje de autodestrucción y redención que convertía la crudeza de la violencia en un espejo de los demonios internos del personaje. Y es que, "un hombre sin esperanza es un hombre sin miedo".
Es la destrucción total de Daredevil la que le da a Born Again su estatus legendario
La genialidad de Miller reside en ese doble golpe: primero, en demoler a Daredevil, en destruir lo que había construido el héroe durante años, y segundo, en reconstruirlo. El concepto no es nuevo, pero la belleza del trabajo de Miller es que Kingpin, el villano de la historia, se pasa tanto de rosca en su vendetta contra Murdock que no se nada cuenta que lo que crea es una furiosa masa de tejido cicatrizal pelirroja sin nada que perder en busca de venganza. Así que es una reconstrucción del héroe un tanto atípica. No se trataba simplemente de un renacer físico, sino de una transformación profunda que hace consciente a Murdock de su vulnerabilidad y humanidad. Es en esa vulnerabilidad donde se encuentra la fuerza real del personaje: en el dolor, en la soledad, en el abandono de todo aquello que alguna vez dio sentido a su vida. Y es precisamente esta destrucción total la que le da a Born Again su estatus legendario.

Un reflejo de la sociedad neoyorquina de los 80
Para comprender la magnitud de Born Again, es imprescindible situarla en el contexto social y político de la primera mitad de los años 80 en Estados Unidos, y sobre todo, en la ciudad de Nueva York. Aquella era una época convulsa: la ciudad sufría de altos índices de criminalidad, una economía en crisis y una marcada desintegración urbana. La Cocina del Infierno, el barrio que sirve de escenario principal en el arco, era el epítome de la decadencia urbana y del fin del sueño americano, un lugar donde la corrupción, las drogas y la violencia se entrelazaban en el día a día de sus habitantes.
Miller rompió con ese molde con un enfoque no rehuyó mostrar los daños tanto físicos como emocionales del protagonista
La narrativa de Born Again se nutre de este ambiente hostil. El Kingpin, con su poder descomunal y su influencia en los bajos fondos, representa esa fuerza corruptora que arrasa con todo a su paso, tal y como lo hacía la delincuencia organizada en una ciudad sumida en la desesperación. La trama, en la que Karen Page traiciona a su pareja, Matt Murdock, al vender su identidad secreta por una dosis de heroína, es un reflejo de un tiempo en que el abuso de sustancias y la decadencia moral se vivían de forma muy real. El descenso de Daredevil no es solo el de un superhéroe, sino el de un ciudadano atrapado en un sistema roto, en el que la falta de esperanza y la brutalidad se convierten en el sustituto de la fé en la justicia y el orden. Si quedaba algo por decir sobre la dualidad de Daredevil como abogado de día, justiciero de noche, está en estas páginas.
Miller aprovechó ese contexto para darle a Daredevil un tinte profundamente realista. La brutalidad de la trama, el descenso a la miseria, la desesperación de un hombre al borde del abismo, son todos elementos que tienen una resonancia directa con los problemas sociales de la época. La exposición de la corrupción, la violencia institucional y la decadencia moral de la sociedad son temas recurrentes en el arco. El tratamiento de temas como la traición, la adicción y la redención va más allá del género del cómic. Miller se adentra en la psicología del personaje, desmenuzando sus miedos y debilidades, y mostrando cómo la presión pueden llevar a un hombre al límite. En una época en la que la salud mental aún era un tabú, Born Again se adelantó a su tiempo al mostrar de forma cruda y sin censura la lucha interna de Matt Murdock. Esta autenticidad es precisamente lo que ha hecho que el arco resuene con tantas generaciones de lectores.

La maestría artística de Mazzucchelli
El trabajo de David Mazzucchelli es otro pilar fundamental de Born Again. Su estilo, caracterizado por un uso magistral de las sombras y una composición visual que transmite tanto la oscuridad de la ciudad como la angustia del protagonista, se convierte en un aliado perfecto de la narrativa de Miller. Cada página es una obra de arte que consigue, con trazos firmes y expresivos, transmitir la esencia del dolor y la desesperanza que viven los personajes, al mismo tiempo que abre una ventana a la resiliencia humana.
Marvel must-have. daredevil: born again
Born Again hizo madurar a Marvel
Más allá de su impacto en el personaje de Daredevil, Born Again fue un hito decisivo en la evolución de Marvel Comics. Hasta ese momento, en el fondo muchos de los superhéroes de la editorial se mostraban como figuras inalcanzables, íconos de perfección que rara vez enfrentaban sus propias vulnerabilidades. En la forma, no dejaban de ser entretenidas y coloridas historias llenas de aventuras y personajes estrafalarios. Miller rompió con ese molde con un enfoque no rehuyó mostrar los daños tanto físicos como emocionales del protagonista.
La influencia de Born Again se extiende incluso más allá de las páginas de los cómics. El arco se ha convertido en un referente para cualquier historia de redención y superación. A lo largo de los años, Daredevil: Born Again se ha convertido en mucho más que un simple arco narrativo dentro de la serie; es un testimonio de una época convulsa, de una ciudad en crisis y de un país en el que las tensiones sociales y políticas estaban a flor de piel y que había derribado de su pedestal a los superhéroes.

El legado de Miller y Mazzucchelli se forja en cada trazo y en cada palabra de Born Again. Página que nos enseñaron que, ante la adversidad y la corrupción que puede devorar una ciudad entera, el verdadero héroe es aquel que sigue luchando. El héroe, o el más desesperado. O el más furioso. Y es que al final este tipo de historia se limita a golpear al superhéroe hasta que el superhéroe, animado por sus ideales, la esperanza y demás, devuelve el golpe de manera honorable, supera las dificultades y restablece el status quo social y narrativo. Agitar y repetir todos los años.
Miller quiso machacar tanto a Matt Murdock como para que ese regreso del héroe fuera desagradable y definitivo. Una mezcla de brutalidad y desesperación que hace que Born Again siga siendo una obra insuperable, un hito qué muy difícilmente Marvel logrará igual, y de la que seguramente la serie de mismo título que llegará a Disney+ el próximo 5 de marzo se quedará muy lejos. Miller, Mazzucchelli y Daredevil: Born Again nos enseñaron que nadie puede matar a Daredevil simplemente porque Matt Murdock no va a dejar de levantarse.
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