Hay una película de ciencia ficción tremendamente inteligente y muy satisfactoria de ver que, paradójicamente, no parece tener el reconocimiento que merece. Moon, una película dirigida por Duncan Jones, es un ejemplo brillante de cómo el cine de ciencia ficción puede ser profundamente humano, extraordinariamente realista, y mantener con la boca abierta y los ojos como platos durante todo el metraje. No es una película que abunde en efectos especiales desmesurados o en grandes escenas de acción, pero sí lo es en su capacidad para cautivar al espectador con una historia que no solo es intrigante en su trama, sino también sorprendente en su relación con la ciencia real.
Estrenada en 2009, Moon se aleja de los convencionalismos que habitualmente definen a la ciencia ficción moderna, presentando una historia más centrada en las cuestiones éticas que plantea la exploración espacial. Si bien muchos la consideran una joya del cine independiente, sigue siendo una película que, a pesar de su éxito de crítica, no ha alcanzado el nivel de popularidad que otras grandes producciones del género han tenido, y que sin duda Moon merece.
Sam Bell, interpretado por Sam Rockwell, es el protagonista de esta historia que se desarrolla en una estación minera ubicada en la cara oculta de la Luna. Tras pasar tres años solo, extrayendo helio-3, un gas de gran valor para la energía de la Tierra, Sam se enfrenta a la soledad extrema, a la monotonía de su trabajo y a un creciente sentimiento de desconexión con el mundo exterior. La película no sólo aborda temas filosóficos y existenciales, sino que también incorpora un asombroso realismo científico que la hace destacar entre las producciones de ciencia ficción más conocidas.

Ser humano es todavía más duro en el espacio
Moon se desarrolla en un escenario mínimo pero efectivo, lo que le da un aire claustrofóbico y emocionalmente agobiante. La trama gira en torno al aislamiento extremo de Sam, quien, tras pasar tres años solo en la estación, comienza a cuestionar su salud mental cuando empieza a presenciar sucesos extraños. Sin revelar demasiado de la trama y sus sorpresas, la película juega con las expectativas del espectador, subiendo lentamente la tensión hasta llegar a un giro de trama absolutamente inesperado que redefine por completo lo que está viendo. Sin embargo, este giro no es solo una sorpresa por su naturaleza de "plot twist", sino también por la forma en que se conecta con los temas de identidad, soledad y ética en la ciencia y la economía. La naturaleza de los eventos que ocurren en la estación lunar es un reflejo de una cuestión más amplia: la lucha interna de Sam, su necesidad de conexión, y su exploración personal sobre quién es realmente.

No estamos ante una película que dependa de efectos visuales deslumbrantes, Moon apuesta por una narrativa más introspectiva
El guion, escrito por Nathan Parker y con una dirección excepcional de Duncan Jones, no recurre a los recursos fáciles de la ciencia ficción convencional. No estamos ante una película que dependa de efectos visuales deslumbrantes, ni de criaturas alienígenas o de aventuras intergalácticas. Por el contrario, Moon apuesta por una narrativa más introspectiva, en la que el conflicto externo se convierte en un reflejo de los dilemas internos del protagonista. No es la primera vez que vemos una historia así, es cierto, pero en mi opinión Moon es muy superior a película semejantes como El Marciano de Ridley Scott.
Un toque de realismo que supera la ficción
Lo que hace que Moon sea aún más destacable es la relación que mantiene con la ciencia real. En una proyección de la película en la que estuvo presente Duncan Jones, ocurrió algo sorprendente que subraya lo bien documentada que estaba la película desde el punto de vista científico. Durante el encuentro con algunos ingenieros de la NASA, uno de ellos expresó su sorpresa ante el uso de un detalle en la película: el "lunacreto", un material que, en la ficción, es utilizado para construir la base lunar. Este detalle resulta ser un concepto real que él mismo estaba investigando en la NASA para posibles futuras misiones a la Luna.

El "lunacreto", tal y como se describe en Moon, es una mezcla de regolito lunar, una sustancia que cubre la superficie de la Luna, que podría ser utilizada para crear materiales de construcción en la propia Luna. Este tipo de innovaciones son el tipo de detalles que realmente elevan a Moon sobre otras producciones del género, ya que no se trata de una mera especulación, sino de un concepto que los científicos están investigando activamente.
A pesar de que Moon ha quedado algo oculta en el panorama de la ciencia ficción, su calidad no ha pasa desapercibida para quienes la han visto. Afortunadamente, puedes verla hoy mismo en Filmin.Si eres fanático de la ciencia ficción o simplemente te atraen las historias profundas que invitan a la reflexión, Moon es una película que merece tu atención. Además, su visionado puede ser una excelente forma de prepararse para futuros estrenos en el género, como Mickey 17 de Bong Joon-ho o Proyecto Hail Mary de Andy Weir, que prometen explorar temas similares de exploración espacial y dilemas humanos en contextos futuristas.
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