La secuela de Joker, titulada Joker: Folie à Deux, se ha convertido en uno de los estrenos más esperados del año. O al menos lo era, hasta que las primeras críticas comenzaron a inundar la red, anticipando que la película puede ser uno de los grandes desengaños cinematográficos de 2024. Parece que Joker 2 no logrará satisfacer ni a los aficionados que se sintieron cautivados por la primera entrega, ni a aquellos que no pudieron conectar con su propuesta. De hecho, esta secuela parece diseñada para decepcionar a todo el mundo.
La decepción comienza en la comprensión del personaje
La película, dirigida nuevamente por Todd Phillips y protagonizada por Joaquin Phoenix, llega con la difícil tarea de continuar la historia de Arthur Fleck. En esta ocasión, el relato se expande para incluir a Harley Quinn, interpretada por la cantante y actriz Lady Gaga, lo que introduce elementos musicales a la narrativa. ¿Era necesario? No. El argumento se centra en la relación entre estos dos personajes y su descenso en un mundo caótico que refleja el estado mental inestable de sus protagonistas, tratando de definir si El Joker "nace o se hace". Este romance se enmarca en un entorno carcelario que tiene su arco final en un tribunal que, a pesar de las órdenes dadas por el juez de que "no se covierta en un circo", tiene como protagonista a un hombre vestido de payaso.
Todd Phillips, a pesar de sus logros, no ha entendido en absoluto al personaje que está intentando representar
Personalmente, siempre pensé que la decisión de confiar el personaje de Joker a Joaquin Phoenix fue uno de los aciertos más brillantes de la primera película. Su interpretación trajo una profundidad emocional muy interesante para el personaje. Añadía una capa de realismo una película que parecía tener algo que contar más allá del "soy rebelde porque el mundo me ha hecho así". En realidad, cuando te olvidas que es una película sobre un villano de Batman la película gana mucho. Sin embargo, la secuela me ha convencido de que que Todd Phillips, a pesar de sus logros, no ha entendido en absoluto al personaje que está intentando representar. No lo hizo en la primera y no lo hace en esta.
El maquillaje de payaso, que en la primera entrega simbolizaba el dolor y la alienación de Arthur frente a un sistema injusto con los más desfavorecidos, parece ser solo una excusa para estrenar una película que sigue buscando el aplauso de ciertos perfiles de internet de determinado pensamiento político social que necesita poco para venirse arriba, y que volverá a ver reforzada su misoginia ante las injusticias sufridas por Arthur Fleck. La figura de Joker se ha transformado en un emblema para aquellos que, lamentablemente, ven en su historia una validación de sus propias inseguridades e injusticias.
Joker: Folie à Deux decepcionará a casi todos los que acudan a verla
La secuela en realidad es una respuesta cínica al clásico Melodías de Broadway (que aparece en la película), transformando la melancolía de su historia original en un espectáculo musical que resulta superficial y desconectado de la esencia del personaje. Toda la película consiste en realidad en correr en círculos alrededor de una de las estrofas del tema That’s Entertainment! que aparece en ese clásico de 1953: "A clown with his pants falling down, that's entertainment!" Lástima que la conclusión sea la misma premisa. Al final, me quedan tres certezas: que Phillips sigue sin comprender al Joker, que Phoenix es un actor de talento indiscutible (aunque en esta película parece estar un poco desganado), y que Joker: Folie à Deux decepcionará a casi todos los que acudan a verla.
Decepciones aseguradas: fans de los cómics y seguidores de la primera película
Uno de los puntos más problemáticos de la secuela es cómo trata a los fans de los cómics y a aquellos que disfrutaron de la primera película. Desde el primer momento es evidente que Folie à Deux se aparta del enfoque realista y oscuro que marcó su predecesora. Esto también resultará decepcionante para los seguidores del Joker en sus diversas interpretaciones en los cómics, quienes tal vez busquen una adaptación más cercana a la de Heath Ledger, a la que por cierto esta película tiende un puente narrativo muy poco sutil. Sin embargo, la película parece estar más interesada en ofrecer una experiencia visual estilizada que en explorar los aspectos psicológicos del personaje, que en realidad, siguen siendo prácticamente los mismos de la película de 2019.
A su vez, aquellos que quedaron fascinados por la narrativa de Joker se sentirán igualmente traicionados. El desarrollo de la historia no solo no hace procesos significativos en el estudio de la personalidad de Arthur, parece que no había mucho más donde rascar, y en esta secuela desdibuja mucho lo construido en la primera entrega al incluir la presencia de Harley Quinn y una historia de amor sin pies ni cabeza, dejando a los espectadores con la sensación de que lo que inicialmente era un retrato íntimo y trágico se ha convertido en un espectáculo con poco que aportar.
Una desperdiciada Lady Gaga
Una de las decisiones creativas más llamativas de esta secuela es la inclusión de Lady Gaga como Harley Quinn. A muchos les ha sorprendido el giro hacia un enfoque musical, un cambio que podría haber sido innovador si se hubiera manejado con mayor coherencia. Sin embargo, la interpretación de Gaga como Harley está tremendamente desaprovechada. La actriz tiene un talento indiscutible, pero su personaje no parece apenas desarrollado. El resultado es un papel que parece relegado a la mera función de acompañar al Joker en lugar de ofrecer una narrativa propia que enriquezca la historia.
La fijación de Phillips por darle al público lo que él cree que quiere ver nos devuelve a la empinada escalera del viejo barrio barrio donde se crió Arthur. Sin demasiada justificación lo convierte en escenario fortunito de una relación romántica a la que hace referencia el título de la película, Folie à Deux (locura de dos), un trastorno psiquiátrico en el que los delirios de un individuo se traspasan y reflejan en otro. En esta caso la locura de Joker se retroalimenta en la de Harley Quinn, pero de una manera tan mal aprovechada que no puedo evitar pensar que esta trama era lo de menos en un primer momento, y que el personaje de Gaga solo aparece en la película debido a su popularidad (de la actriz y del personaje). O eso, o Todd Phillips y Scott Silver realmente no han sido capaces de escribir nada mejor.
Un musical desastroso
Los que esperaban ver un musical completo también saldrán decepcionados del cine. Se encontrarán con una experiencia fragmentada, donde los momentos musicales no logran integrarse de manera orgánica en la narrativa. Esto es especialmente desconcertante considerando que Gaga es conocida por su capacidad para llevar a cabo interpretaciones memorables, y aquí no logra brillar especialmente ni un momento. Una lástima.
Joker: Folie à Deux le sobra una media hora larga de sobrexposición y canciones
Es más, avisen a sus hijos y cierren puertas y ventanas por la noche, porque la persona que decidió que esta película debía ser un musical sigue libre y en las calles, y se la considera peligrosa. Lo que debería haber sido algo anecdótico, termina pasando de ser una buena idea a un recurso que lastra la historia, que se hace pesado y que le mete un buen relleno de metraje a una película que se hace larga.
Joker: Folie à Deux le sobra una media hora larga de sobrexposición y de volver a contar lo que pasó en la película anterior. Encima de que la trama avanza despacio, y de que no te están contando gran cosa, van y te cantan. Y Joaquin Phoenix canta fatal, por cierto, pero creo que es algo que tiene cierto eco con sus fantasías y la identidad de Joker, aunque la película no sepa sacarle demasiado partido tampoco a eso.
La sensación general que me ha dejado Folie à Deux es que ha sido estrenada a la fuerza. La primera Joker no pedía una secuela, y esta ha resultado poco interesante. Las transiciones parecen atropelladas, el escaso desarrollo del personaje solo logra echar por tierra lo construído en la película anterior. La relación con Harley Quinn y la presencia de Ladu Gaga terminando siendo algo anecdótico. La película carga las tintas cuando trata de exponer sus temas más evidentes, y deja pasar las sutilezas de sus mejores ideas. Tal vez nadie leyó el guion tantas veces como debiera antes de darle luz verde. Y para colmo, es un musical que nadie pidió.
Joker: Folie à Deux es una película no recomendada para ex-fumadores (o espectadores que lo estén dejando), que tal vez no sea un desastre total pero se queda cerca. Lo que sí está lejos de ser la obra maestra que muchos esperaban. La película se salva, en parte, gracias al talento indiscutible de Joaquin Phoenix y al trabajo de Sher en la dirección de fotografía. Pero, ¿justifica eso pagar la entrada del cine, y sobre todo, las dos horas y cuarto de metraje? Tal vez no.
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