Nos encontramos en un momento en el que los live-action de Disney cada vez son peor recibidos. El constante bombardeo de obras en acción real de los clásicos de la compañía, unido a decisiones controvertidas, ha provocado que exista una indiferencia generalizada en torno a estas versiones. Con toda la polémica que se ha formado en torno a Blancanieves y el uso del CGI, no he podido evitar echar la vista atrás y hacer un recorrido de la compañía durante la última década y es que, con la vista en el presente, algunas de las cintas pasadas parecen incluso obras de arte. ¿Fue La Bella y la Bestia criticada injustamente?
Una gran apuesta
La fiebre por los live-action comenzó en 2010 cuando se lanzó la versión de Tim Burton de Alicia en el País de las Maravillas. La particular visión del cineasta (y el hecho de que el último live-action de una película de animación de Disney había sido en el 2000 con 102 Dálmatas) fue suficiente para que la cinta se convirtiera en un éxito de taquilla e hiciera que Disney viera el símbolo del dólar reflejado en sus ojos. Así, en 2014 le seguiría Maléfica y, más adelante, todo el resto de películas que ya conocemos, entre ellas La Cenicienta o El Libro de la Selva.
Estas dos cintas fueron las primeras en acusar una decepción entre el público. Los cambios en la historia o la desconexión con el "mundo de Disney" hicieron que La Bella y la Bestia en 2017 se convirtiera en la gran apuesta de la compañía por enganchar de nuevo al público. Así, la cinta contaba con un un reparto de la talla de Emma Watson, Ewan Mcgregor o Emma Thompson. Pero, pese a su buena recaudación, esto no fue suficiente para contentar al público de entonces.

Pese a que la cinta mantiene una estética muy fiel a la original de 1991, ciertos elementos fueron objeto de rechazo por parte del público. Uno de los más criticados no fue otro que la apariencia con la que se representaban a personajes como la Sra. Potts, Lumière o Din Don. Algunos cambios argumentales, así como la aparición de nuevas canciones también fueron objeto de comentarios y, por supuesto, la cinta se enfrentaba a otro reto: Bestia.
Ya en el momento de su concepción, algunos creativos como el director Bill Condon vieron los retos de hacer un musical. La cantidad de elementos animados que tenían que ser trasladados a una versión de acción real (pensemos en "¡Qué Festín!") era todo un reto. De la misma manera, la creación de Bestia tenía que ser también una de las mayores preocupaciones, ya que, aunque detrás de ella se ocultara el actor Dan Stevens, su aparición en pantalla era puramente digital. Si bien a día de hoy el uso del CGI es más que notable, otras películas como la próxima Blancanieves ha dejado en buen lugar a esta cinta.

Con todo ello, la cinta recaudó 1.270 millones de dólares, todo un éxito para Disney que siguió lanzando remakes como Dumbo, Christopher Robin o Aladdín. Precisamente, esta última vivió un caso similar al de La Bella y la Bestia y, pese a su estupenda puesta en escena, fue criticada injustamente. Pero volviendo a la cinta que nos ocupa, una de las voces que se alzaron en contra de esta adaptación fue Linda Woolverton, guionista de la entrega de 1991, al afirmar en 2018 que "no pensó que fuera exactamente fiel a la mitología de la narración, y que no estaba feliz de no poder participar".
De la misma manera, una de las grandes críticas también fue a parar al vestido de Bella. Si recordamos la famosa escena de baile, sabemos que esta aparece con su característico vestido amarillo, algo que en live-action decepcionó por su simpleza e incluso se llegó a culpa a Emma Watson de no haber querido llevar corsé para la escena. De esta forma, se recurrió al CGI para darle mayor apariencia a la prenda, algo que desagradó por lo artificial que resultaba.

Sin embargo, si nos basamos en las últimas adaptaciones de la compañía como La Sirenita, Mulán o Pinocho, la cinta es de las mejores. Tan solo El Rey León, con su nueva Mufasa también, parece haberse librado de la crítica hacia el CGI. En cuanto al futuro de la compañía, por delante nos queda la llegada de muchas otras películas como Lilo & Stich, Vaiana o Hércules. ¿Serán estas capaces de superar a su predecesora?
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Draco7thwarrior
Sencillo: la película aporta poco o nada a nivel argumental, metiendo relleno por un tubo para dar trasfondos innecesarios a los personajes con factores que no afectan en absoluto a la historia principal en lugar de centrarse en desarrollar y profundizar más la relación entre Bella y Bestia, encima robándole la magia y encanto que tenía la original con sus contrastes de colores y sus maravillosos diseños, el DESTROZO, porque no se le puede llamar de otra forma, que le hicieron al diseño de la Bestia, al vestido de Bella y al resto de los personajes del castillo que directamente dan miedo, no tuvo perdón. El resto es una copia y pega sin gracia de la original.
Lo único por los que estos live-action funcionan son por nostalgia pura y dura de las originales. Verla lo único que hizo fue darme ganas de ver la original, la obra maestra de verdad, otra vez.