En un momento en que los live-action de Disney están en la cuerda floja debido a sus múltiples polémicas, tan solo hace falta echar la vista atrás para recordar una época en la que la compañía se atrevía con puestas en escena arriesgadas e innovadoras. Y no, no hace falta remontarse a 1996 con el lanzamiento de 101 Dálmatas; tan solo es necesario viajar una década atrás para darse cuenta de la evolución que han sufrido los remakes de las historias clásicas. Por ello, hoy vengo a hablar de Érase una vez, una serie del 2011 que he tenido la oportunidad de volver a ver a través de Disney + y que las nuevas producciones podrían recordar un poco. Sin rozar la excelencia en todos sus ámbitos, es de lo mejor que tiene Disney a la hora de dar vida a sus personajes más famosos.
Los personajes de Disney llegan al mundo real
En Érase una vez, los personajes de cuento viven en la ciudad de Storybrook sin recordar sus verdaderas identidades debido al hechizo de la Reina Malvada. Permanecen congelados en vidas monótonas hasta que aparece una persona con la capacidad de romper la magia que los ata a la ciudad y devolverles los recuerdos. De esta forma, la trama de la serie gira en torno a la vida actual de sus personajes y el pasado que han compartido, algo muy similar a lo que ocurría en Perdidos.
Y es que la relación entre ambas series es más que evidente cuando Adam Horowitz y Edward Kitsis, ambos guionistas de Perdidos, forman parte de esta producción que comparte no solo narrativa, sino también detalles visuales y actores como Emilie de Ravin. La presencia de ambos creativos hace que la serie no tenga miedo a abordar temas actuales y adultos, cosa que es imposible de ver en cualquier adaptación actual de la compañía.
Pero más allá de eso, hay otro punto interesante a la hora de establecer la comparativa entre esta obra y los live-action y ese es la construcción de los personajes. No hablo tan solo de caracterización, aunque algunos como Elsa son realmente convincentes (otros no tanto), sino la forma en la que se integran en una historia colectiva en la que todos tienen algo que contar. En Érase una vez se presentan todos los personajes conocidos de la compañía y adquieren una nueva esencia que está muy lejos de ser una simple copia de su versión animada.
Esta línea puede recordar a lo que pasó con Maléfica en 2014: que el personaje adquiría un nuevo matiz y mayor profundidad. De hecho, la cinta está considerada como una de las mejores adaptaciones y fue todo un éxito en taquilla. Sin embargo, poco a poco, Disney ha ido abandonando esa línea para lanzar clones exactos y sin esencia de las películas que ya conocemos.
Pero volviendo a Érase una vez, en esta se junta el aura de fantasía de los cuentos con cierta investigación policial, trama de misterio e incluso terror en ocasiones. A nivel de límites, es cierto que con el éxito de la serie y su popularización, esta fue adquiriendo el filtro Disney de forma notable, pero en la primera temporada se podía ver hasta restos de un cadáver, escenas sexuales, insultos y violencia (sin caer en los explícito).
¿Y cuál sería el punto débil? Sin duda, una producción para televisión rara vez alcanza el presupuesto de una película, por lo que sus efectos especiales no son nada convincentes o incluso, en ocasiones, los vestuarios de los personajes. El abuso de cromas es más que evidente, pero con todo ello, la serie se convirtió en un éxito por la que pasaros grandes caras como Sebastian Stan, Jamie Dornan, Giancarlo Espósito o Jamie Chung.
Sebastian Stan como el Sombrerero Loco
Así pues, esta serie se encuentra disponible a través de Disney + en la totalidad de sus temporadas, que son 7 en total. La última funcionaría a modo de epílogo, unos años más tarde. Además, un spin-off basado en Alicia en el País de las Maravillas también está disponible en la plataforma para los que quieran ración doble de cuento. Sin duda, una opción más que recomendada.
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